Por Claudia Cisneros*
Introducción
El ámbito de estudio, trabajo y debate de las iniciativas de regulación, futuras normas, es por excelencia el seno de las comisiones parlamentarias, ello es así en todos los países con sistemas de gobiernos democráticos, representativos y republicanos, y en sus poderes legislativos o deliberativos tanto a nivel nacional, provincial o local, es decir en todas las jurisdicciones se abocan a tales tareas.
Pues es más que significativo abordar con dedicación e idoneidad el proceso de construcción de la norma, ya que las leyes, el plexo normativo, rige la vida de todos los ciudadanos partiendo desde lo más simple hasta lo más complejo dentro de la vida en una sociedad, en un Estado y, ya nada quedará fuera; es decir que el pago de un tributo, el proceso hereditario de un bien, la compra de cigarrillos o la reelección de un presidente dependen todo de un marco normativo que lo regule.
El Estado de derecho, frase tantas veces escrita y pronunciada, acarrea lo expresado párrafos arriba, cada persona, ciudadano está sujeto a la ley, a una ley, a la que fuere, incluidos los legisladores, encargados de sancionarlas como los jueces encargados de su cumplimiento. Cualquier acción tiene que estar sujeta a un cuerpo normativo escrito y vigente. Pero los plexos legislativos hoy deben ser más mutables que cuando se iniciaron las primeras formulaciones legales, porque actualmente los cambios se suceden y experimentan a velocidades inéditas.
En un Estado de derecho las leyes instrumentan y fijan límites a los derechos, toda acción debe estar estipulada por una norma jurídica previamente aprobada por un parlamento y debe ser dada a su publicidad para que sea oponible. En países como por ejemplo España, Alemania y otros, el concepto de Estado de derecho es equivalente al principio de la supremacía de sus Cartas Magnas. Pero todo esto es presente y previsible. Interesante es el caso del Reino Unido donde no hay una Constitución sino un conjunto de leyes que están en continua transformación.
Ahora bien, la pregunta que nos cabe es ¡¿cómo ver, saber, enfrentar, prevenir y moldear o aprovechar lo que nos va a suceder a medio y largo plazo?! Es decir, resulta aún más trascendente si el estudio de las temáticas que fueren objeto de una ley versaren sobre futuras situaciones que estaremos afrontando como individuos, pueblos, regiones, gobiernos y teniendo en miras al planeta también, porque no.
Es por ello que se vislumbra imprescindible pensar y trabajar sobre estos temas tan poco debatidos desde el pretendido enfoque, para que el lector, el ciudadano, la gente no pequen de ignorancia sobre las necesidades legislativas que serán la letra que regulará sus vidas en todos los aspectos que puedan quizás imaginarse.
Así las cosas, ha de comprenderse entonces que la facultad deliberativa de los Parlamentos, de los Poderes Legislativos, que en América Latina están tan devaluados ante sus ciudadanos, constituye frente a la carencia de regulación de los nuevos y mayores desafíos; de las necesidades sociales, económicas, comunicacionales y tecnológicas que nos presentará el futuro, indispensable si su ejercicio es temprano, consiente y constante.
Además, cabe remarcar que los marcos normativos se están quedando cada vez más detrás de la realidad que hoy se nos presenta y desarrolla, es decir que el presente ya nos superó, estamos perdiendo la carrera, conviviendo con muchísimas lagunas, zonas grises sin resolver y situaciones ni siquiera contempladas en absoluto y por demás alarmantes pudiendo generarse importantes riesgos para las sociedades actuales y las generaciones venideras en literal concepto.
De no abordarse con el respeto, la prontitud y seriedad que necesitamos enfrentaremos grandes conflictos. Tal es así que la finalidad con esta nota es apuntar a la problemática de la regulación del sector en general, y a reflexionar sobre que herramientas tenemos como Poder del Estado para promover leyes democráticas de cara a una redefinición del Estado de derecho en un contexto de suma complejidad.
Cabe subrayar en ese mismo orden de ideas, que se muestra evidente que el abordaje de pensar, analizar y regular en vistas a los desafíos del mañana es tarea que atañe a los legisladores, ellos son quienes tienen la obligación y la facultad de atender y dar respuestas a las nuevas problemáticas y responder en forma efectiva y eficiente a las futuras demandas de la población.
Escenario mundial
Los plexos normativos de casi la totalidad de los países han variado inevitablemente aparejando cambios tanto en sus textos constitucionales como en sus códices de fondo, forma y en las leyes especiales, ello en razón a las inagotables necesidades ciudadanas de toda índole, especialmente aquellas que versan sobre el reconocimiento de nuevos derechos denominados inclusivos, tecnologías como por ejemplo las aplicadas a la economía, robótica, ingeniera de alimentos solo por mencionar algunas y que, en estos últimos años vienen generando marañas legislativas y jurídicas a veces imposibles de resolver, especialmente en países donde la tarea de legislar sobre el futuro viene muy lenta.
En la actualidad, se vislumbra a todas luces que no alcanza regular y reglamentar tan solo los problemas de un presente cada vez más volátil, sino que, al mismo tiempo, se vuelve ineludible pronosticar e identificar los escenarios y consecuencias que podrán acontecer en los tiempos futuros.
La importancia de hacer planificación en cuanto al diseño de políticas públicas es creería fundamental. Resulta preciso tener unidad de concepción para lograr la unidad de acción [1], sino sabemos o no conocemos el diagnostico de tal o cual situación poco menos sabremos qué rumbo encarar para lograr anticiparnos a los escenarios que importen un alto impacto social, ambiental, sanitario, estratégico y económico.
Y de ese modo ir posibilitando el enriquecimiento de la producción legislativa ya que, durante el análisis de las iniciativas, se podrá echar mano a pronósticos sobre las consecuencias e impactos que cada política pública que se implementare podría traer aparejada:
[…] “para entender el presente y proyectar hipótesis sobre el futuro, es necesario realizar un viaje hacia las fuentes de las que surgen los fenómenos que hoy vemos, para volver al presente llevando un mejor bagaje de hipótesis explicativas con las que de nuevo partir para indagar el futuro” (Gullo, 2010:29) [2].
Ello a fin de poder delinear y formular aquellas políticas públicas y sus programas o intervenciones sociales, que deberán desarrollarse para prevenir, aprovechar o solucionar ese futuro que se volverá pronto nuestro presente, más aún si los cambios son de índole científicos y tecnológicos. Es en este camino que, diversos parlamentos han formado y constituido las “comisiones del futuro”.
He de mencionar durante este capítulo que los primeros antecedentes sobre la creación de comisiones de prospectiva o del futuro, en los poderes legislativos, datan desde los años de la guerra fría y los conflictos suscitados con los Estados sustentados en ideologías y sistemas comunistas.
Podemos decir que son varios los países que cuentan con este tipo de comisiones parlamentarias en funcionamiento, pero no todos lamentablemente. En el año 2022 se llevó a cabo la primera Cumbre Mundial, celebrada en Helsinki, Finlandia, donde se trabajó para lograr el reconocimiento y la importancia fundamental de incorporar el futuro en la toma de decisión presente para el bienestar de nuestra civilización y de nuestro mundo.
La cumbre mencionada en el párrafo precedente reunió por primera vez a trece delegaciones de diferentes países los que han venido trabajando en estas comisiones o con mecanismos parlamentarios afines que abordan temas de futuro (Austria, Canadá, Chile, Filipinas, Finlandia, Estonia, Islandia, Lituania, Paraguay, Polonia, Tailandia, Uruguay y Vietnam en forma virtual).
La Comisión para el Futuro del Parlamento finlandés fue la anfitriona de la reunión, ya que fue ésta la primera en crearse con dicho fin en el mundo (su fundación data del año 1993). La Cumbre fue inaugurada por el presidente del Parlamento, Matti Vanhanen, y presidida por el presidente de la Comisión para el Futuro del Parlamento finlandés, Joakim Strand.
Tanto ha avanzado el trabajo en el seno de la Comisión del Futuro de Finlandia que la misma se encuentra organizada bajo las disposiciones de un Estatuto, situándola en la misma jerarquía que al resto de las comisiones permanentes de la cámara (materia de estudio de otro trabajo; la naturaleza, origen y funciones de las comisiones parlamentarias). La misma se encarga de generar dictámenes de carácter informativo sobre los posibles riesgos e impactos que el desarrollo de la tecnología puede acarrear en el futuro, entre otros.
En la misma línea argumental, es un hecho que se ha de destacar que la segunda comisión en crearse fue la de la Cámara de Senadores del Congreso Nacional de Chile, dato no menor en cuanto al avance y visión de un país de América del Sur sobre la importancia del futuro y la responsabilidad de los Parlamentos en la cuestión de estos temas.
En esta Cumbre Mundial, los diferentes legisladores partícipes lograron llegar a un consenso y emitieron una declaración conjunta, aseverando en la misma el rol crucial de los Parlamentos como las instituciones más apropiadas y oportunas para abordar los retos globales del porvenir cada vez menos lejano.
Asimismo, se acentuó la necesidad indiscutible del diálogo interparlamentario e intercultural como una herramienta para reconocer los desafíos emergentes y los intereses comunes, y como una verdadera oportunidad para la generación de cooperación e intercambio colectivo de conocimientos en un contexto de altísima incertidumbre.
A los espacios de debate, estudio y análisis en los Parlamentos para abordar y dictaminar específicamente sobre aquellas temáticas y problemáticas en temas y normativa de futuros, se les denomina generalmente como Comisiones del Futuro o de Prospectiva, las que pueden ser de carácter tanto unicameral como bicameral también, actualmente dependiendo del país en que funcionan.
En la misma línea argumental hay que destacar que en septiembre de este año 2023, el Congreso Nacional de Montevideo será el nuevo anfitrión de la II Cumbre Mundial de Comisiones del Futuro en los Parlamentos. El Poder legislativo del hermano país, Uruguay, sancionó en una ley que dio nacimiento a una comisión bicameral del futuro la que, ha iniciado su funcionamiento durante el año 2021.
Este segundo evento de carácter internacional tendrá por finalidad principal profundizar el trabajo promovido en la primera Cumbre Mundial ya mencionada, celebrada en Helsinki, donde se declaró la importancia fundamental de incorporar el futuro en la toma de decisiones y en los marcos normativos. Con el respeto que se merece podemos observar como otro país de nuestro continente se suma a tan interesante partida.
En lo que respecta a otro país hermano, como lo es Brasil, en el año 2013 se creó en la Cámara de Senadores de su C, la Comisión Senado del Futuro con diez senadores integrantes, la misma tiene por labor la elaboración de informes y documentos los cuales versan sobre diferentes temáticas vinculadas con el futuro del país.
Y si nos alejamos un poco y nos vamos al viejo mundo, en Escocia el Parlamento de ese país creo en su seno el Foro del Futuro en el año 2005, el mismo se centra en elaborar políticas estratégicas de cara al futuro de Escocia. El foro no solo es integrado por legisladores, académicos y especialistas, sino que también está abierto a la participación de toda la ciudadanía de dicho Estado. Todo ello a fin de que la sociedad en su conjunto participe toda en una agenda de cara al futuro en el presente.
Importancia de las Comisiones del Futuro
Desde que fueron creadas y por quienes fueron pensadas y delineadas, tuvieron por miras el objetivo de generar un ámbito de institucionalidad para trabajar en el fortalecimiento de las capacidades y competencias en el “uso del futuro” a fin de desarrollar prácticas innovadoras de gobernanza anticipatoria en la esfera legislativa.
La idea es enfrentar de manera eficiente los desafíos que plantea este cambio de era, y promover un enfoque informado y sistemático del futuro para manejarse en forma efectiva y eficiente en contextos de permanente fluctuación, perplejidad, complejidad y mutación. Una empresa no menor pero que hay que llevar adelante.
Una perspectiva que promueve la construcción de sentido compartido, en un mundo cada vez más polarizado, donde la comprensión mutua y el diálogo se observan debilitados, el uso del futuro se convierte quizás también en una posible herramienta con el fin de fortalecer la confianza colectiva y la mejora en la comprensión de los cambios que ocurren en el mundo. Al mismo tiempo, permite identificar tanto las amenazas y fortalezas como las nuevas posibilidades para la innovación y la evolución.
La actividad parlamentaria es una de las áreas de gobierno que más se presta al “uso intensivo del futuro”, pues la misma posibilita que representantes plurales y diversos, lleven adelante intercambios de ideas, expectativas y aspiraciones que involucran a toda la sociedad en decisiones y acciones que afectan el futuro. Por lo tanto, es crucial utilizar enfoques sistemáticos a fin de integrar el futuro en diálogos de apertura impulsando nuevas formas de interacción y creación colectiva de conocimientos.
Los desafíos de estos tiempos se vislumbran diferentes a los que la civilización humana ya ha experimentado, los cambios del porvenir serán sin duda realmente vertiginosos y se espera que afecten a la civilización en su totalidad o por lo menos en la mayoría de sus aspectos. Ha de ser seguro que los cambios serán abismales entre lo que somos y lo que seremos como civilización, razas y sociedades, concepción humana y un largo etcétera, solo seres visionarios y estadistas visualizan ello en forma seria y comprometida.
La inteligencia y educación colectivas, en forma de pluralidad de ideas, experiencias y conocimientos, combinada con un uso clasificado del futuro, se convierte en un aspecto concluyente para la construcción de políticas efectivas. Precisamos ser capaces de poder entender la realidad en constante mutación, captando e integrando su complejidad, y creando sentido de manera colectiva para hacer posible la existencia de acuerdos en la diversidad.
Los Poderes Legislativos al trabajar mediante las comisiones del futuro podrán comprender los cambios, dejar atrás el temor a lo desconocido, inspirar fortaleza y esperanza, propiciar alternativas para la igualdad y armonía entre las personas, sociedades y Estados, es el trabajo en este rumbo el que nos evitara grandes sinsabores.
Todos los ámbitos parlamentarios deberían generar el compromiso de trabajar el futuro en el presente con el fin, no olvidemos que es uno de los tres poderes del Estado, construir políticas de desarrollo con el objetivo de ayudar a convertir el planeta en nuestro gran hogar. La labor institucional parlamentaria en ese sentido debe, a través de estas comisiones de trabajar en la formulación y sanción de leyes para avanzar en el desarrollo de más y mejores prácticas innovadoras de gobernanza anticipatoria.
Es en ese orden de ideas que los foros entre los integrantes de las Comisiones de Futuros en Parlamentos tienen por finalidad generar variadas enseñanzas y contribuciones significativas. Esperan fortalecer las capacidades en el uso del futuro, promover la creación de redes de colaboración entre Parlamentos e instituciones internacionales, y contribuir a la próxima Cumbre del Futuro organizada por las Naciones Unidas para el año 2024.
En resumen, el trabajo en el seno de las Comisiones de Futuros o del Futuro o de Prospectiva (como se las denomine) en Parlamentos representa una oportunidad magnífica para abordar los desafíos del, valga la redundancia, futuro. Es el ámbito por excelencia para promover la gobernanza anticipatoria y fortalecer la colaboración entre Parlamentos y otras instituciones como Universidades, institutos de investigación y ONGs por ejemplo.
La situación argentina
Es de mencionar que, las comisiones unicamerales y bicamerales permanentes inician su labor desde que son constituidas normalmente en marzo o abril de cada año, luego de la apertura del período ordinario de sesiones ante el Congreso Nacional reunido en asamblea por el presidente de la Nación, actividad que se realiza cada año por mandato de nuestra Carta Magna que así lo dispone expresamente en su artículo 63.
Actualmente sus reuniones pueden ser tanto presenciales como virtuales. La virtualidad constituyó, por lo menos para el caso argentino, un procedimiento que debió desafiar viejas prácticas arraigadas y anquilosadas, teniendo que mutar con muchísima rapidez hacia un nuevo sistema de procedimientos; formas de convocatorias, citaciones, constitución e integración de las mismas, legitimidad de participación de sus integrantes en las reuniones de forma remota, votaciones, dictámenes, firmas y demás cuestiones conexas.
Las comisiones parlamentarias tuvieron, hace ya más de tres años, el desafío de adaptarse a lo nuevo rápidamente, dejando atrás antiquísimas prácticas burocráticas (que nada tenían de tecnológicas o innovadoras), que no se visualizaban como lejanas o en desuso, hasta la llegada de la tan severa y temida pandemia de COVID-19.
Las comisiones mencionadas, a la actualidad en el Parlamento argentino, abordan y analizan y dictaminan sobre las temáticas según sus competencias establecidas por reglamento de las cámaras y leyes especiales a tales efectos, si, son variadas y van desde un amplio abanico de materias que pueden atravesar las políticas económicas hasta deportivas, pero todos los dictámenes y por ende las consecuentes leyes versan sobre los problemas presentes. Las comisiones parlamentarias en nuestro país aún no hacen ni hicieron prospectiva legislativa. No legislamos en nuestro Congreso Nacional de cara al futuro.
Por ende “la virtualidad” alcanzada y mencionada aquí como un gran logro, y el proceso de despapelización aún en un grado no tan avanzado, han sido -todo- a nivel evolución en el ámbito del trabajo llevado a cabo por las comisiones parlamentarias hasta estos tiempos.
En el seno de la cámara alta del Congreso de la Nación, es decir en el Senado Nacional, se han podido celebrar en el año 2022 dos reuniones con características de audiencias [3] y con la participación de legisladores de otros países, los cuales son miembros en sus parlamentos de estas referidas comisiones de prospectiva, que les permiten instruirnos sobre el correcto abordaje institucional de temas a futuros, pudiendo así darnos consejos y comentar sus experiencias.
Organizadas por una senadora nacional de la provincia de Neuquén y un diputado nacional por la provincia de Buenos Aires, participaron de manera remota, diferentes referentes científicos, políticos y autoridades legislativas de los países de Uruguay, Chile, España, Finlandia, Grecia, Reino Unido, Parlamento Europeo, entre otros.
Ello con el fin de que los mismos expongan sobre el trabajo que vienen realizando y en referencia a la importancia y necesidad de contar con espacios necesarios para que se puedan generar, canalizar y plasmar políticas públicas que nos ayuden a resolver y porque no prevenir sobre lo que vendrá.
En sendos encuentros nuestros legisladores expresaron que los mismos “tienen que ver con la creación de una comisión de planeamiento del futuro para poder tener una proyección y una planificación de la legislación informada en ciencia y contar con los valiosos recursos que tenemos en nuestro país con la idea de poder mejorar la calidad de nuestras leyes”.
Remarcando a su vez la importancia de poder crear la comisión para “dotarnos de herramientas, optimizar recursos y brindar un sistema legislativo que realmente dé cuenta de los problemas que tenemos”, además han aseverado que la comisión del futuro constituye “una de las llaves maestras de la gobernanza moderna […], nosotros no podemos pensar y esperar al futuro, sino que debemos planificar y crear el futuro”.
Pero tan solo esas pocas reuniones y con no más de un par de iniciativas de ley presentadas en la cámara baja del Congreso Nacional, algunas ya caducas y otras vigentes, pero sin dictamen, las cuales propenden a la creación de una comisión de prospectiva en el ámbito legislativo argentino, es que nuestro país y por ende nuestro parlamento avanzo en el escaso estudio de tal temática.
Con esta visión retrasada y detenida en el tiempo, frente a problemas energéticos, uso inteligente, administración y propiedad de los recursos naturales, el avance inevitable de la inteligencia artificial, demás innovaciones tecnológicas y científicas aplicadas a la economía, la política y la vida en sociedad, resulta impresionante la decadencia que transita nuestra república en estos escenarios.
Observamos casi melancólicamente que varios países hermanos de nuestro continente, como lo son Brasil, Chile y Uruguay, se posicionan a la vanguardia de esta clase de institucionalización como escenario de políticas de construcción a futuro, este último, además, como anfitrión comprometido con el diálogo, la inclusión y la pluralidad, características estas de un Parlamento en manifiesta evolución.
En tanto en los Parlamentos de los restantes Estados, incluso en el seno de la Unión Europea, de la Organización de Cooperación para el Desarrollo Económico (OCDE) y el Instituto de Ingenieros eléctricos y electrónicos (IEEE), se abordan leyes a nivel regional y nacional como por ejemplo las que preceptan marcos normativos para el uso y desarrollo de la (IA) o Inteligencia Artificial. Cabe destacar que aun así llegaron tarde a la formulación de la normativa, ya que tuvieron que ser los científicos los que bregaran a los gobiernos, a los juristas y a los legisladores a que se pusieran a trabajar en las tan necesitadas pautas de orden regulatorio y, hasta hicieron una especie de “pausa inventiva” en el ámbito de los avances de la inteligencia artificial, para que los responsables de las diferentes áreas involucradas se pusieran a hacer sus tareas.
Así las cosas, de todas maneras, vemos como estas instituciones sancionan e implementan normas sobre la inteligencia artificial y que las han dividido en tres temáticas principales, a saber; la gobernanza de los sistemas de inteligencia autónomos, la responsabilidad y la rendición de cuentas de los sistemas, y las cuestiones que versaren sobre privacidad y seguridad. Temas para nada menores.
Se han analizado en estos ámbitos como imprescindibles el desarrollo de estrategias del sector público para la gestión y regulación de la IA a nivel local, nacional e internacional y en una variedad de campos en los que afectará en su consecuencia. Desde la gestión de los servicios públicos, en el sistema de salud, en el sector económico financiero, en la robótica, en los medios de transporte, en las fuerzas de defensa, inteligencia y seguridad nacional, y por supuesto en todas las ramas del derecho, en especial el internacional tanto público como privado.
En ese orden de ideas, el gobierno de China sostiene que la inteligencia artificial (IA) se ha transformado en el nuevo foco de la competencia internacional y que ellos tienen y deben generar mediante ella ventajas competitivas, producir el desarrollo de nuevas industrias y mejorar la protección de la seguridad nacional. Y todo ello lo han proyectado estudiando al futuro como si fuera el presente.
Asimismo, han realizado un análisis casi excautivo sobre la cantidad de profesionales y científicos necesarios que deberían ser entrenados a los fines del uso de la inteligencia artificial, ello con el firme objetivo de promover la investigación interdisciplinaria para conectarla con la ciencia cognitiva, las finanzas y la economía.
Otro ejemplo de índole vanguardista, de futuro e innovación es el de Israel, que en sintonía a ello ha planificado construir un parque tecnológico para el desarrollo de la inteligencia artificial con una inversión de dos mil millones de dólares. Este pequeño país en términos geográficos, pero no en términos de desarrollo y progreso, es el líder en el ecosistema de creación y generación de inventos científico tecnológicos.
Así las cosas y mientras tanto en Argentina sobre (IA), cabe mencionar que apenas contamos con una circular Nº 2/2023 del 1 de junio de la Subsecretaria DE TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN y que en observancia del Decreto Nº 50 del 19 de diciembre de 2019 y sus modificatorios, decreto referido el cual dio origen a la Secretaria, siendo entonces el órgano superior del que emite esta simple disposición, ya que no es una ley sino una mera circular.
La misma dispone en sus considerandos que, en consecuencia, de los avances registrados en el ámbito de la Inteligencia Artificial y siendo de públicos y notorio conocimiento, mediante la circular se proyecta la aprobación de los principios éticos y recomendaciones para abordar las etapas de los proyectos basados en inteligencia artificial. Y eso es todo.
A modo de síntesis y cierre, haciendo un análisis histórico de los factores que han impulsado los grandes cambios, las revoluciones industriales y sus consecuencias en el planeta podemos concluir que, hoy estamos en el inicio de una nueva era, quizás la quinta era, en la cual la robótica, la inteligencia artificial, los alimentos creados por impresión 3D, la nanotecnología, la bioingeniería, la ingeniería genética y otros tantos inventos que sin embargo no podemos imaginar, nos cambiarán trascendentalmente el mundo personal, político y de los negocios. Y alguien los tiene que imaginar y empezar a resolver ya, para que esos cambios sean positivos y duraderos y no gigantescos problemas para nuestra humanidad.
¿Tendremos en la Argentina las condiciones mencionadas párrafos arriba y que parecen tan lejanas y solo privativas para los demás países, más capacidad y educación, más recursos, la potencia de un ecosistema competitivo para insertarnos en esta nueva era? ¿Cuántos jóvenes entusiastas y profesionales podremos retener en los próximos años y que no se vayan de nuestro suelo luego de capacitarse para triunfar afuera? ¿Debe ser el Estado el motor impulsivo de nuestra adaptabilidad, innovación y desarrollo?
¿Están nuestros legisladores y el Parlamento todo realmente decididos a abordar institucionalmente y comprometidamente el trabajo de prospectiva para políticas de futuro? ¿Estamos considerando como pueblo y gobierno estos aspectos o continuaremos adentrados por mucho tiempo más en nuestra eterna lucha por meras pujas político partidarias y distributivas?
No lo sé, pero lo que sí sé es que aún muchos de nosotros no perdemos las esperanzas de ver a nuestra República con el semblante innovador y desarrollista que supo tener en sus gloriosas décadas pasadas.
* Claudia CISNEROS: es Abogada de la USAL. Con Especialización en Procesos y Técnicas de Informes Ejecutivos (FBI). Postgrado en Gestión para el Desarrollo Económico Sustentable (UCA). Master en Inteligencia Estratégica (UNLP y ENI) y Postgrado en Relaciones Internacionales. Conflicto en Medio Oriente (UNLP). Actualmente Secretaria de la Comisión de Economía Nacional e Inversión (HSN). Vicepresidente del Astillero Rio Santiago (2017-2019). Secretaria de la Comisión de Enlace Parlamentario del Congreso Nacional. Jefa de asesores en la comisión de Trabajo y Previsión Social, en la comisión de Asuntos Administrativos y Municipales y en la Comisión de la Inversión (HSN). Asesora en el Iuri de Enjuiciamiento. Redactora de la propuesta argentina de Carta Iberoamericana de los Derechos de los Jóvenes presentada ante la Organización Iberoamericana de Juventud, en la Conferencia de Panamá (2000). Coautora del Código de los Niños y de los Jóvenes, presentado en el Senado en noviembre de 2001, y redactado en cooperación con especialistas de Alemania, Dinamarca, Noruega, EE. UU., Inglaterra y Francia. Actualmente Expositora en el CLAD y ASALRA, disertante en las legislaturas provinciales sobre prácticas parlamentarias. Docente y directora de una Diplomatura en Gestión Parlamentaria. Correo electrónico: ccisnero@senado.gob.ar